miércoles, mayo 26, 2004

Día casi redondo

Hoy he tenido un día bueno en el trabajo.

Los monstruitos de los que he hablado últimamente (hoy , último día) me han pedido ir a la sala de ordenadores para realizar sus trabajos, y los he bajado. Los ordenadores son terapéuticos, se entretienen sólos, se ayudan los unos a los otros... Creo que el día que los profesores (me incluyo el primero) cambiemos el chip e integremos totalmente las nuevas tecnologías en el aula mejorará mucho la calidad y la facilidad de nuestro trabajo . Sólamente he tenido que llamar la atención a Miqui Navonne que estaba instalándose un programa (seguramente un dialer para ver páginas guarrindongas). Mi método favorito en estos casos es apretar Control + Alt + Supr dos veces seguidas (ya sabéis: se reinicia el ordenador de manera segura). Me acerco sigilosamente, paso por encima de sus hombros y zas. Se quedan a medio camino entre pasmados y enfadados.
Julito escribía una novela violenta/siniestra en Powerpoint (?), pero le he dejado porque como ya dije una vez tengo una debilidad por los alumnos que escriben bien, y este niño con toda su repelencia escribe muy bien.

Al mediodía, a casa a comer y ¡siesta! (Cuaaanto tiempo sin hacerla!) para volver al instituto a las 17.00. Evaluación de segundo de bachillerato. Es mi tutoría de este año. Muchachos (ya son mayores, alguno) a los que he conocido un poco mejor que a los demás, he hablado con sus familiares, etc. El balance ha sido bueno, mejor de lo que esperaba. De un grupo de 24 alumnos hemos aprobado todo a 17, uno de ellos con Matrícula de Honor. Ha habido muy poca discusión (siempre hay algun arreglo y ajuste de nota al alza en estas ocasiones: son alumnos que enviamos a la universidad)y yo que llevaba la reunión la he conducido divinamente (modestia aparte). Temía, francamente, la actitud de algunos profesores que son muy estrictos con las notas. Pero la mayoría aflojan a última hora y una que se ha quedado sola ha tenido que claudicar en algún momento. Un día hablaré de las curiosas sesiones de evaluación colegiada que nos trajo la LOGSE, las cuales merecen una entrada aparte.

Mañana, calculo que sólo me vendrá un padre pesado para que aprobemos a su hijo, al que le han quedado exactamente 6 más una del curso anterior. De los otros, dos estaban desahuciados hace tiempo, tres estaban ya avisados (y conformes los papis) de la más que probable hecatombe y con uno no sé que va a pasar. Por si acaso, esta noche voy a ver Troya, por si hace falta defenderse a cuerpo.