sábado, marzo 27, 2004

Post evaluación

Como decía ayer, aparte del cansancio te queda un vacío muy raro. Queda una semana para las vacaciones de ídem santa y tanto los niños como servidor estamos fatigados. No comentaré hoy cómo fueron las sesiones de evaluación (supongo que algunos ya intuíais que lo de los cotilleos sobre los alumnos era más serio que la manera como lo presenté).
Si decir que hubo una clase en la que la sesión duró una hora y tres cuartos en vez de la hora prevista por varios motivos:
-El profesor de física recibió una bronca (de la que se defendió después) por parte de los psicopedagogos por suspender demasiado. Evidentemente no cambió una sóla nota (Yo tampoco lo hubiera hecho, que las rebajas vienen con el verano),
-En el curso teníamos individualidades diversas como la vida misma (no me extiendo aquí, pero hay niños de tres nacionalidades distintas, los hay con problemas graves de salud, y repetidores que siguen suspendiendo, entre otras problemáticas),
-Se habló largo y tendido sobre si era mejor insistirle a l@s niñ@s que había que vestir adecuadamente o si más bien era contraproducente al fomentar su rebeldía y sus ganas de llevar la contraria,
-Había algunos elementos del profesorado que nunca se van a la hora del trabajo (y ese día no hicieron una excepción)
-A algunas profesoras les gusta criticar a las madres de algunos alumnos, y
-Era la última sesión y no había nadie que nos empujara para acabar puntuales.

Yo salí pensando que buscaría una excusa para no asistir la próxima vez a "esa" reunión. Pero no lo haré porque será la última, la que es importante de verdad, y es que en el fondo quiero aportar mi grano de arena a la responsabilidad colectiva que significa decidir si un niño pasa de curso o no...