lunes, abril 26, 2004

En defensa del profesor nuevo

La llegada de sustitutos al trabajo me recuerda mucho lo duros que son los primeros dias de profesor. Estos dias tenemos el instituto plagado, pero tenemos uno concretamente que es totalmente nuevo: experiencia cero. Con lo cual a las clásicas perrerías que tiene que sufrir por parte de los alumnos (tanteos de autoridad, mentiras varias) se expone continuamente a metidas de pata y novatadas.

Es muy difícil, para empezar, ¡entender un horario de profesor!: A unos niños los ves una vez por semana: a otros dos, a otros tres. BAT significa bachillerato, G Guardia, y RD Reunión de Departamento. ¿Dónde se hacen las guardias? Hay institutos donde se hacen en la conserjería, otros en los pasillos, otros en la biblioteca. ¿Y las aulas? ¿Donde está la 109? ¿Y por qué si en el horario pone la 109 los niños no están ahí?

¿Dónde se puede tomar un café cerca del instituto? ¿Como se llaman la directora, la cap d'Estudis y el jefe de seminario? ¿Por qué me pide cosas esa que dice ser coordinadora pedagógica de segundo ciclo? ¿En qué consiste su trabajo? ¿Cómo y cuando he de poner notas?

Muchas cosas para aprender en nada de tiempo.

Una de las gamberradas preferidas de los niños: cambiarse el nombre entre ellos. El profesor novato o sustituto no controla absolutamente nada y por lo tanto se creería hasta que al nombre de Rebeca Fernández respondiera un tío con planta de jugador de baloncesto.

Otra: engañar sobre el profesor o profesora sustituido. Siempre era más amable, comprensivo, ameno y simpático que el sustituto. Explicaba muchísimo mejor que tu. No ponía deberes, dejaba ir al lavabo cuando los alumnos querían y permitía estudiar cuando en la clase siguiente los alumnos tenían un examen. En definitiva era no sólo mejor profesor sino definitivamente mejor persona. Si la autoestima del individuo en cuestión resiste estos primeros días, entonces tiene madera de profesor y puede seguir en el trabajo: eso sí que son oposiciones.