domingo, octubre 31, 2004

Castañas

Hay cosas que ciertamente distinguen a los teens con los que me juego las castañas del resto de mortales. Por ejemplo, hablando de castañas (esta transición tan horrenda parece de telediario), son capaces de montarte una huelga espontánea porque no pueden hacer la fiesta de la castañada (una tradición que hacemos en Catalunya, no sé si en otras partes, el día antes de todos los santos), o pueden olvidarse totalmente del tema, como ha sucedido este año, al caer el 31 en domingo.

En otro orden de cosas, y hablando también de castañas metafóricas os voy a contar la historia triste de Pepito y de Marieta, que se parecen demasiado a la de Jokin de Hondarribia. A Pepito lo tenemos en mi Instituto.


Es verdad que siempre hay un Pepito, una victima del bullying, en todos los institutos. Pero lo de Pepito tiene un trasfondo de soledad y miseria. ¡A Pepito le gusta que le den empujones y que se rían de él! La razón de este sinsentido es que es su manera de socializar, ya que su madre está en la cárcel y su padre (que le pega mamporrazos) le ha alejado de todos sus primos, abuelos y demás parientes. No tiene amigos ni entre los vecinos ni con sus primos a quien no ve. Acostumbrado como está a recibir hostias de su padre, los empujones y las burlas son el mal menor que él está dispuesto a pagar para tener ¿amigos?

Ni que decir tiene que los asistentes sociales y la psicóloga del centro están el caso. Yo por mi parte aplico la tolerancia cero contra los abusadores, aunque los abusos sean en forma de comentarios. ¿Pero en cuantas ocasiones no estaremos allí nadie para defender a Pepito?

Lo de Marieta se restringe al ámbito familiar lo cual no lo hace menos cruel, por supuesto. Uno se entera oyéndola hablar con sus amigas o oyendo al abusador, su hermano mayor. La pega, la amenaza, es fácil imaginarse que también se ha aprovechado de ella sexualmente y se vanagloria de ello. Los padres están al caso, pero no hacen mucho caso. ¿Qué podemos hacer en el Instituto? El hermano mayor marchó el año pasado, ya tenemos menos influencia en la familia.