La medida del tiempo
Ya sé que llevo mucho tiempo sin escribir... Es el agotamiento de final de curso. Pero siguen pasando cosas, e intentaré retomar las historias de Mestre Tites.
Llega aquella fase del curso en que para gamberro yo. Me mimetizo, y en simbiosis con mis alumnos me entran ganas de armarla, de pasarmelo bien yo también. Hoy en Alternativa a la religión les he tomado el pelo de la siguiente manera:
Estábamos explicando el Islam y claro, lo primero es deshacer tópicos. Que no hay que creerse todo lo que sale por la tele. Igual que en España no vamos vestidos de toreros los niños y con traje de faralaes la niñas, no todos los musulmanes llevan barba, ni son Bin Laden...
Preguntas curiosas e inesperadas, como siempre. ¿Por qué tapan esa piedra? (la Ka’ba)¿La tapan con cortinas, tapices o alfombras? ¿Cómo hace la peregrinación a la Meca un musulmán que ya vive en la Meca?¿Por qué el Ramadán nunca es el mismo día?
Lucrecia estaba pesadísima y la he hecho salir a reflexionar. Digo siempre “cinco minutos” para convencerles de que han de salir, pero luego el tiempo lo decido yo. Hoy se me ha ocurrido una historia:
-Hoy llevo un reloj islámico. Lo mismo que el calendario musulmán es diferente, las horas también son diferentes, de manera que estarás fuera cinco minutos islámicos.
Se han quedado de piedra. A algunos se les ve en la cara que se están planteando si puede ser verdad lo que digo.
-¡pero tienes números!
-¿y qué? ¿no os he explicado antes que los números vienen de los árabes? He traído este reloj musulmán para enseñároslo, precisamente, hoy que íbamos a explicar la cultura de los musulmanes.
Se lo han tragado todos menos la hermana de Miguelillo, que me ha mirado con condescendencia primero para convertirse en mi cómplice visual después. No me gustaba nada conchabarme con esa niña, de manera que les he dicho que no, que era broma.
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