martes, agosto 02, 2005

Fabulous Las Vegas

Todo en Las Vegas es desmesurado, dice mi amigo que es como vivir en una falla de Valencia y da una idea bastante aproximada de lo que quiero decir. Otra cara de las Vegas es el delicioso kitsch de los años 50, cuando Frank Sinatra, Sammy Davis Jr., Dean Martin y otros lo empezaron a promocionar (queda pendiente), pero hablaré ahora de la desmesura de Las Vegas de 2005.

Cuando llegas en coche te sientes paleto total: ¿qué hacer con esos mozalbetes vestidos de Tio Gilito pero con acento de cowboys que te preguntan si quieres un Valet? Un valet es un servicio de aparcacoches, divino y comodísimo, pero llegando del desierto y sin saber si tienes derecho a él (porque aún no eres cliente del hotel), si se paga o si es con propina, y si lo es, de cuanto y si te van a coger las maletas o no, la confusión es tremenda. La catarsis aumenta cuando uno de los dos (fui yo) entra a preguntar como funciona el susodicho sistema del valet: cualquier cosa que me habían contado sobre los vestíbulos de los hoteles se quedaba corta. Miles de máquinas, pasillos, dos recepciones para hospedarse más varios puntos de información para los diferentes servicios del hotel... Finalmente aprendes a moverte en el hotel que en realidad es como un barrio de la ciudad, con sus restaurantes, tiendas, galerias, teatros, atracciones diversas... Si encima en las calles estan a 40ºC y pico, ¿para qué salir?

Todo se puede hacer en los hoteles y en los coches, por suerte. También puedes ir a un hotel a comprar y te aparcan el coche con una propina.

En Las Vegas hay una arquitectura inútil (pero por eso mismo es más espectacular, por su inutilidad) que no hay en ninguna otra parte del mundo:
  • Réplicas de todos los edificios de Venecia, Roma y Paris cnvenientemente adornadas y colocadas juntas para no distraerse de las compras ni el juego (en los hoteles Venetian, Caesar's Palace y Paris Vegas, respectivamente)
  • Un hotel con una montaña rusa alrededor (el Sahara),
  • Otros dos por los menos con espectaculos cara a la calle: El Treasure's Island con un musical de Piratas y el Bellaggio con un espectáculo de fuentes,
  • Un hotel con leones dentro: como no, el de la Metro.
    Y aún me dejo muchas cosas...


Todo esto a tamaño Las Vegas: un tamaño que sale fuera de cualquier sistema métrico, inconmensurable.


Tiendas insólitas como el museo del Coca Cola o el de Elvis Presley, una boutique de recuerdos de Céline Dion (como si ya hubiera muerto, la pobre). Este verano han actuado o actuarán Elton John, Eminem, El cirque du Soleil con tres espectáculos diferentes, la propia Céline Dion, Liza Minelli, los B-52's, Barry Manilow.... la lista es interminable. Y luego están los imitadores o "impersonators" que llaman ellos, con actuaciones tan imposibles como Frank Sinatra con Barbara Streisand o Elvis Presley junto a Michael Jackson. Lo que nunca pudo ser, aquí es posible. Los impersonators no son como los imitadores de España que hacen parodias. Estos más bien hacen homenajes a los artistas. Para entendernos: Michael Jackson y Elvis están como en sus mejores tiempos, eternizados para siempre en su momento álgido .


Aquí hay trabajo para todo tipo de artistas, desde escultores hasta hipnotizadores o magos. Y no hay sitio para cenar que no sea superespecial: o se canta con los camareros, o se comen cosas insólitas o se está situado en una torre altísima donde se puede ver todo el desierto. La mayoría de los comercios abren las 24 horas y por supuesto todos los hoteles y casinos, que son lo mismo. Todo se puede comprar, incluso un trozo del atrezzo de la ciudad, por dificil que parezca.


El resultado global es diverso: el tipo de diversión es del género descafeinado, light, "para todos los públicos" y a mí no me acaba de convencer. Claro que yo soy el raro aquí. Millones de americanos pasan aquí el fin de semana de su vida, y me emocioné al darme cuenta de esto. Soy afortunado de poder verlo con otros ojos (o no).


Incluso tuvimos un momento cutre-gore en una de las atracciones del hotel donde nos hospedábamos. Construido en 1999, es el último levantado en el "Stripe" o mogollón de la arteria central. Tiene la torre más alta (400m) de Las Vegas: es el "Top of the World", todo se adjetiva en "fabulous Las Vegas", a la cual se puede subir. Hasta aquí todo normal, con unas vistas estupendas.


Pero nada puede ser normal en Las Vegas.


En la cumbre de la torre hay cuatro atracciones: una montaña rusa, otra tipo Tio Vivo y dos de emociones fuertes, con subidas y bajadas no aptas para cardíacos y que estan orientadas hacia el vacio de lo alto de la Torre. Pues bien, en una de estas atracciones que era como un vagón sobre un rail inclinado sobre el vacío que se paraba abruptamente antes de caer, una señora bien gruesa (tamaño XXXL) y mal aconsejada se montó, y en la segunda embestida al vacío comenzó a arrojar y el vómito caía sobre el techo acristalado del mirador que había justo debajo, donde nos encontrábamos. La visión era espeluznante, creo que esta señora se merecía por lo menos vomitar en privado. Pero no sólo todo el mundo la estaba viendo sino que otros turistas empezaron a reirse cruelmente de la situación y aprovecharon para fotografiarla. Nos dió un mal rollo que nos duró un buen rato. ¡Pobre señora!


Por otro lado os podéis preguntar qué se me había perdido en este pueblo. Yo me lo pregunto aún. He de reconocer que vivir en un mundo donde todo es falso, pero casi perfecto tiene su puntillo:
los canales de Venecia limpios,
todas las comidas memorables,
todas las compras irrepetibles
los cielos artificiales de las galerias con la proporción exacta de nubes para ser bonitos...


Pero es agotador.