jueves, agosto 18, 2005

Seguridad

Los tópicos del cine americano sobre la violencia y la seguridad tienen su razón de ser, aunque cualquier viajante que tenga las mínimas dosis de prudencia no debe sufrir ningún percance. Ejemplo: si sabes que los callejones con containers de basura y oscuros (que no son calles donde vive gente sino accesos para vehículos de mercancías y servicios) es donde se matan y atracan los de las películas y series, no te vas a meter, ¿verdad?

Algo que no se dice tanto en las guías pero que se aprende enseguida: el downtown o centro de las ciudades se vacía literalmente cuando cierran las tiendas y hay que volver a donde uno duerme ipso facto, porque el ambientillo se empieza a cargar con otros seres no tan plácidos... Si quieres salir de noche, o te buscas el hotel en una zona segura (como hicimos nosotros en nuestros días en Los Ángeles, cuando dormíamos en Santa Mónica) o te mueves en taxi de puerta a puerta.

En Las Vegas, con tanta gente, y en Santa Mónica, pese a lo que acabo de decir, vimos incidentes. El de Las Vegas estaba pasando (era un calentón de un matrimonio en el hotel) y el de Santa Mónica era un caso de violencia doméstica que había acabado con suicidio del agresor (nada exótico ni inusual, vaya).

La diferencia es quizá el tratamiento que se le da a estas cosas. Diríase que en los USA el tema de la seguridad está muy interiorizado, como si ya hubiera un procedimiento para todo y ya se naciera con esa necesidad de protección. La pelea del matrimonio en Las Vegas fue enseguida atendida con tres cuerpos de seguridad distintos: el del hotel uniformado, el del hotel sin uniformar pero con walkie-talkie y algo parecido a un sheriff (quizá lo era). En Santa Mónica ya vimos las cintas de “no cruzar” cuando llegamos y leímos después lo sucedido en la prensa local.

Hay muchas cámaras, mucha seguridad, muchas versiones del gran hermano: polícias, indicaciones de todo tipo, helicópteros, radares, etc. En algunos lugares incluso con ironía se te advierte de que sonrías para las cámaras. Parece ciertamente el de la seguridad un sector con futuro. En el mismo Santa Mónica vimos una excursión de niños de parvulario. Además de la cuerda a la que iban todos agarraditos y de sus maestras, llevaban dos seguratas a cada lado por lo que pudiera pasar.