miércoles, noviembre 29, 2006

Volver

Pronto volveré a escribir mestretitadas diversas. A la vuelta de New York (con el correspondiente bajón y jet lag) me esperaba un montón de trabajo atrasado, fotos por ordenar y un plan de mejora de mi instituto. Ni os cuento el trabajo que he tenido.

Pero ahora vislumbro un horizonte (básicamente fin de las evaluaciones y próximo puente) en el que me podré dedicar un poco más al mestre.

Hasta muy pronto

jueves, noviembre 02, 2006

La cartelera de Nueva York

Como una de mis aficiones más grandes es el teatro, me fije mucho en la cartelera de Nueva York. No pude ir más que una vez porque no era el objetivo primoridal del viaje y el tener que hacer cosas curiosas y que hacen perder el tiempo para conseguir entradas baratas ciertamenet frenó mis ganas de haber visto algo más. Lo que si puede ver y contrastar fue la cartelera, de la que os hago un resumencillo...

El musical que ví se llamaba Hairspray. Conocía la historia de sobras, pues es un remake de una película de John Waters (una especie de Pedro Almodóvar pero americano). Este director fue adolescente en los años sesenta y no es de extrañar que en muchas de sus películas refleje la sociedad de esa época en su Baltimore natal. En esta ocasión, una chica que no se preocupa por la dieta (sólo por el volumen de su pelo) triunfa gracias a su simpatía y a su defensa de las libertades civiles de los negros (ella es blanca) en un concurso de baile de la televisión local. En la producción que yo vi han mantenido la historia, las frases más ingeniosas de los diálogos y los personajes que son muchos más de los que he dicho, con algún pequeño cambio que mejora la trama original. Lo que es totalmente nuevo es la música, ya que en la película original se utilizaba como fondo de la acción y siempre tomada de la época. En esta producción se han escrito todos los temas musicales ex profeso, y se han integrado las canciones en la trama como mandan los cánones del género. Yo me lo pasé en grande, me emocioné como una "pepa" y compré el disco inmediatamente.

Otra curiosidad de la peli original que se ha conservado en la producción de Broadway, es que una drag queen de los ochenta, Divine, que murio de una dobledosis (como se nota que ya he vuelto al polígamo) hacía el papel en principio nada glamouroso y marujil de la madre de la chica. En la producción que yo ví lo estrenó Harvey Fierstein, para que veáis el nivelazo que había. De todos modos los "suplentes" cantan, bailan y actúan con una profesionalidad de 10 sobre 10. Por cierto, buscando las páginas web para los que no conocíais a esta gente, me acabo de enterar de que John Waters está haciendo un remake de su propia película (para aprovechar el tirón del musical, seguramente) y de que ¡John Travolta hace el papel de la madre!

Otros musicales que estaban en cartel eran A Chorus Line (una reposición del megaconocido original de los setenta, pero sin nada nuevo, que me quedé sin ver por no tener suerte en la lotería previa que hacen para vender entradas a precio reducido), Rent (sobre veinteañeros urbanitas que ya vi en Barcelona), The Colour Purple, (sobre la pelicula de Spielberg), The Lion King (donde la publicidad destaca que la música es del infame Phil Collins, que ya no interesa a nadie), The Phantom of the Opera (que ya debe ser de los más veteranos, yo la he visto en Madrid), The Jersey Boys (basado en hechos reales, sobre un grupo vocal de los años cincuenta), Chicago, Mary Poppins, el europeo Mamma Mia, Avenue Q (un musical con los muñecos de Sesame Street), y muchos más. Nathan Lane y Martin Short hacían sendos espectáculos en solitario, tipo Pawlovsky y había también muchos cómicos conocidos localmente que hacían stand-ups o monólogos.

En el Off- Broadway (teatro de texto) había mucha oferta también, pero yo sólo conocía tres o cuatro, sin que ninguno me motivara especialmente: El melodrama de Tenessee Williams Suddenly Last Summer, el expresionista The Hairy Ape o el inevitable Waiting for Godot. Nada de David Mamet, un autor contemporáneo que me encanta y del cual me hubiese gustado ver “lo último” que hubiera hecho. Había dos obras que llevaban el nombre de George Bush, no precisamente para llamarle guapo y un King Lear.

En el Off-off Broadway (teatros alternativos) se podía ver de todo como os podéis imaginar.