martes, junio 08, 2004

Negociación

Ya os debéis imaginar el motivo por el cual estoy escribiendo menos últimamente. Las correcciones, los estresses de final de curso, las sesiones de evaluación... Este año se duplica parte del trabajo por lo que expliqué en su día de los exámenes de recuperación.

Hoy voy a hablar de los múltiples y variados argumentos que tengo que oír en boca de mis preciados alumnitos para que les suba la nota. Me limitaré a los casos graciosos que recuerdo, ya que no sé si es por vicio, o por moda, que prácticamente todos intentan arañar nota.

Los hay que intentan confraternizar contigo. Mal camino, porque yo me pongo a la defensiva.
-Tienes que aprobarme. Depende de ti que mis padres me compren la moto.
-Existe también la versión airada de la petición de aprobado for the morro:
-Esto que has hecho es ilegal. ¡Suspenderme con un cuatro! Hablaré con mi tutora
-Cuando ya lo dan casi todo por perdido recurren al chantaje moral:
-Mestre...¡mira que suspenderme! No me lo esperaba, esto, de ti.
-Al ver que yo me quedo igual:
Pero ya verás... me esforzaré en la recuperación y me vas a tener que poner un sobresaliente

Existe también el tanteo de soborno. Tengo una respuesta estándar a estos intentos:
-Miguelito, mira que eres poco inteligente. Los sobornos hay que hacerlos en privado, ¿es que no has visto las películas? Ahora, aquí, delante de tus compañeros, me obligas a decirte que no.

(Un día, cuando encuentre la delicadeza de palabras, el momento y las ganas, narraré el intento de soborno que padecí, a solas, en mi despacho, en una revisión de examen que se planteaba inofensiva. Os avanzo que fue de carácter sexual)

Este año, me llego al corazón la original petición de Mónica Sidiez.

Mestre, me tienes que subir un estas dos décimas. Es que tenemos un pique con Julito y si no lo haces se va a reír de mí pa los restos.
Julito era el repelente aquel del otro día, aquel que decía que estaba rodeado de chusma. Me compadecí infinitamente de esa niña y le subí las dos décimas.

domingo, junio 06, 2004

Libertad de elección

El otro día un presidente de un banco habló de destruir el estado del bienestar. ¡Con lo poco que tenemos en este país, que hasta el dentista hay que pagarlo!

Con las escuelas pasa algo parecido. La LOGSE consagró el sistema de subvenciones a la escuela privada, de manera que mucha gente lleva a sus hijos a la escuela privada, porque sus instalaciones suelen ser más fashion y porque tiene a los niños ocupados más horas, a cambio eso sí de pagar en concepto de clases extraescolares u ayudas a fundaciones. A mi peluquera le cobran hasta por dejar a sus hijitos, de 4 y 8 años, antes de hora para poder abrir su negocio puntualmente. Vamos, que como nos descuidemos las escuelas van a ser aparcaniños.

Otro aspecto de la LOGSE, menos conocido quizá, es la libertad de elección de los padres de centro público. Quiere decir que uno ya no va, como es el caso de los ambulatorios o los hospitales, al cole o instituto que le toca por la calle donde vive, sino al que quiere. Esto ha implicado la competencia entre institutos, hasta extremos nunca vistos como veréis más abajo. Lo de las jornadas de puertas abiertas es un ejemplo de competencia, aunque es muy divertido comprobar que los tres institutos del distrito de Barcelona donde trabajo se ponen de acuerdo para poner sus jornadas de puertas abiertas en días distintos, para no hacerse la competencia.

Alguien se puede preguntar que más nos da a los profesores y maestros funcionarios tener más o menos niños si igualmente vamos a trabajar. Pues sí que nos da, porque para nosotros lo de la movilidad laboral ya existe desde hace bastante tiempo, y si no tenemos clientela nos envían a trabajar a otro sitio, nos guste o no. Dependiendo de nuestra antigüedad y puntuación este sitio puede llegar a ser lejos.

En el pueblo donde vivo hay dos institutos. Uno tiene buena fama porque es el que hacía BUP y COU antaño, y el otro no tan buena reputación, porque daba el antiguo FP y, ¡oh, cielos! aun se atreve a dar módulos profesionales para los currantes. Pues bien, cual sería mi sorpresa cuando el otro día voy al cine de mi pueblo y me veo un anuncio (ya sabéis... Muuuuuuuuuuuvi Reeeecord) del Instituto de mala fama. Como si fuera el restaurante chino felicidad transitoria o la fábrica de gres catalana de racholas s.a.
¿Cuál será el siguiente paso?
No quiero ni pensarlo.

jueves, junio 03, 2004

Mitos y leyendas

Otra de las cosas que sucede en los institutos es que son un nido de rumores. Cosa que sucede (y suceden cada día, con tanta gente que hay), cosa que se magnifica, se tergiversa y cuando le llega la historia a uno, pues alucina porque está totalmente cambiada.

Debo decir que los alumnos son más cotillas porque son más, pero que también hay profesores a los que nos gusta estar a la última.

En mi instituto tenemos una profesora con esclerosis múltiple. La admiro porque pese a su grave enfermedad siempre está de buen humor y haciendo bromas con los compañeros y los alumnos. Pues bien, como los niños no siempre entienden su sentido del humor, me enteré el otro día de que han corrido la especie que toma marihuana para tratar su dolor y por eso les parece medio chalada.

Es que los niños son muy crueles. De una compañera que tuve, que es arquitecto, se decía que estaba haciendo de profesora de inglés porque no consiguió acabar la carrera de arquitectura. ¿La razón? Dibujaba muy mal.

Yo mismo tuve dos sobrinos el año pasado y hay gente que piensa que tuve dos hijos.

Hay otros institutos en los que los alumnos ven en relaciones de amistad líos amorosos entre los profesores. A mí me han atribuido varios, ninguno de ellos cierto. Cuando hay profesores que son pareja y no están casados los protagonistas lo llevan con gran discreción por todo esto que he dicho antes.

Javier de Prado, aquel profesor que comenté en el artículo “a la antigua usanza”, era siempre objeto de rumores veraniegos. O lo había matado el cáncer de tanto fumar, o ya se había jubilado para dar clases el próximo año. Ni lo uno ni lo otro, se jubiló el año pasado en muy buen estado de salud.

Otro tipo de rumor es el que afecta a la identidad sexual de los profesores. Aquí también hay infundios, exageraciones y cegueras absolutas. Estuve en otro instituto donde un profesor se llevaba la fama y otros cardaban la lana. Los niños están tan poco vividos que cuando un profesor no es el “modelo” de hombre heterosexual de partido de fútbol, golpe de puño en la mesa y eructo después de comer (y en algunos barrios todos sus modelos de hombre mayor son así), ya presuponen que ese profesor es gay. El lesbianismo no existe, en cambio. Esa pregunta solo se la hacen respecto a los hombres.

martes, junio 01, 2004

Calor

En los institutos públicos no hay aire acondicionado, y por esta época los angelitos se convierten en tigres. Paralelamente se empiezan a sacar ropa y algunos visten de modo realmente inapropiado para un lugar de trabajo que es lo que es un instituto al fin y al cabo.

No seré yo quien les riña, pero la temperatura sube en más de un aspecto.

Recordemos que en esta etapa de la formación de las personas, la adolescencia, se abren a la sexualidad, y tanto ellos como ellas añaden a sus olores corporales los roces de carnes, morenos de playa, flirteos, miradas lascivas y demás descubrimientos.

Los profesores no somos de piedra. Unos lo reconocemos, otros se callan y otros se ponen tan nerviosos que se enfadan con los alumnos. ¿Es que nunca han sido jóvenes?

Otra cosa que me gusta de dar clase a los adolescentes es ver como cambian en los apenas nueve meses que pasamos juntos. Un niño, Sergio Muletón, es ahora más alto que yo y cuando empezamos el curso era de los más infantiles. (De cabeza sigue siendo un juguetón.)

Pilaruca Pons de Azúa también ha crecido mucho, pero su ropa ha empequeñecido y no es por lavarla demasiado. Sus compañeros han popularizado una frase que le dicen algunos profesores:

-Tápate Pilarín

Para David Roca llegó el verano hace unos dos meses, en realidad. ¿De qué le iban a servir sus horas en el gimnasio sino puede exhibirse en el patio? David Roca también ha crecido bastante, pero sigue comiendo piruletas y aprobando las materias con cincos justos. Para qué necesitará más, pensará el.