miércoles, octubre 26, 2005

Todo vuelve

Hoy he tenido una sorpresa en clase. Hay cosas como el yo-yo, el hoola hop o los bolis BIC sin mina pero con granos de arroz como proyectil que siempre vuelven, cíclicamente, a las escuelas:

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El clásico tirachinas, que en manos de Moisés de los Montes Arcos Pubill era poco menos que un arma de destrucción masiva. Y es que no todas mis requisas de clase iban a ser móviles, emepreses o nuevos vales...

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El enérgumeno pretendía que se lo devolviera a final de clase, y creo que se ha ido directo a su tutor para denunciar mi abuso de poder. Con lo caras que van las gomas de pollo...

lunes, octubre 24, 2005

Triunfitos

Ya empiezo a ir agobiado de tiempo. Ya tengo exámenes para corregir, y no quiero empezar. ¡Qué miedo me da abrir esa Caja de Pandora! Si tuvierais alumnos que os pronunciaran las palabras brother o hello con la h muda, ¿no sentiríais el mismo pánico?

Estas últimas tardes calurosas estoy entrando con las canciones en clase. Ya expliqué una vez que los gustos de los mestres sean cuales sean son siempre antagónicos a los de los alumnos, amén de desfasados cuando no directamente prehistóricos. Por lo cual hace mucho tiempo que dejó de preocuparme el factor “estar al loro” a la hora de elegir una canción. Las condiciones que más cuentan en mi elección de una canción son tres:


a) Que me guste,
b) Que se entienda con claridad, aunque tenga coloquialismos o localismos que se pueden explicar,
c) Que ilustre, con ejemplos de la realidad, un punto gramatical concreto que los niños hayan visto en la impostura perpetua de los libros de texto.


Pues he tenido una sorpresa: ¡Jamie Cullum les gusta a ellos y a mí! (bueno, a la mayoría).

Han cantado, y han pedido más, ante mi estupefacción. Incluso Pepet de Lloret, con una vocación confesada de triunfito (cuando tenga la edad se presentará) tenía el disco que le compró su padre en el top manta de los jueves y me sugirió las próximas canciones que debía poner en clase.

Al final de la clase vino a verme la voz de la disidencia. Era Virginia Mar Tyrizada, una de las siniestras de la clase, que me dijo con la cara de asco de quien ha tenido que tragarse un sapo:
-¿Podemos traer también nosotros nuestras músicas?
Mi cara de contrariedad debió ser bastante expresiva porque prosiguió:
-Escogeré lo más suave que encuentre.
-No te preocupes. Trae tres o cuatro canciones y yo haré una selección.

Hay que hacer un esfuerzo y que todos sientan la clase como suya. Ya os contaré qué me trae la dama de negro.

jueves, octubre 20, 2005

Repetir un examen

Uno de los dilemas del mestre contemporáneo de la ESO (con las evaluaciones continuas, sumativas, actitudinales y procedimentales) es qué hacer cuando un@ alumn@ te falta a un examen. Antes un examen era como una visita al médico, que no se podía faltar ni harto de vino, pero ahora entre que se hacen tantas pruebas y el desprestigio general que tiene la enseñanza, no hay examen donde no me falte alguien.
Encima, el o la sujeto no te pide disculpas ni te trae una justificación. Lo que te trae es una exigencia:
-¿Cuándo me vas a hacer el examen?
A veces incluso te piden más:
-¿Me lo haces mañana?

Esta conversación la he tenido hoy con una alumna clásica ya de este blog, la que tiene los libros en Argentina. Está claro ya definitivamente: no le fotocopio el libro y no le quiero repetir el examen, le tengo manía.

A mí me representa un problema muy gordo repetir un examen. Ya sabéis, no puede ser el mismo (se chivarían), pero tampoco puede ser distinto (sería injusto). Mis exámenes consisten de varias partes (gramática, expresión oral y escrita, recepción oral y escrita, vocabulario). Es imposible que la dificultad (concepto ya de por sí subjetivo y difícil de medir) de dos exámenes sea la misma.

Y si pongo exámenes distintos entonces me vuelvo terriblemente injusto, injusto de la muerte.

He aplicado dos soluciones. Una con mala baba y otra no. Al principio de mi carrera profesional, repetía el examen pero lo ponía unas tres veces más difícil que la primera versión, la versión que había hecho toda la clase. Lo justificaba diciendo que quien hace el examen más tarde puede estudiar más y preguntar a los otros qué ha salido. Corría el rumor enseguida de este proceder mío tan cruel y siempre se me presentaban todos, ya desde la segunda evaluación. Fin del problema. Esta era la solución radical, la de la mala baba, cuando la nota de los alumnos dependía de dos exámenes, en la época dorada del BUP y COU.

Ahora hacemos tantos controles y cuentan tantos factores en la nota que si alguien falla un examen le digo que le ponderaré su nota con una prueba menos. Tampoco les gusta, porque consideran que su derecho a hacer un examen se ve conculcado, pero me consta que la mayoría de mestres lo hacen así.

lunes, octubre 17, 2005

Acentos

Estoy haciendo una encuesta disimulada entre mis alumnos para responder a las preguntas que me formulaba Álex sobre los móviles. Mientras tanto, sigo con otros temas.

Cada barrio, cada instituto, tiene su vocabulario, su manera de expresarse. Como sabéis los que me leéis desde hace tiempo, yo he experimentado un cambio brutal y todavía me sorprendo con la variedad lingüística que gastan mis nengs de este año. Ejemplo de expresión curiosa:

-No te regales/ te estás regalando: te estas riendo de mi, te estás quedando conmigo.

Cuando un alumno cree que no estás siendo equitativo (o justo, como dicen ellos) y le perjudicas:
-¿Y yo? ¿No soy persona? (Ésta la dice el neng de Castefa, también)

Las palabras difíciles que empiezan por o se cambian por una palabra parecida pero que empiece por a (y al revés):
-(para saber el saldo de tu móvil) tienes que marcar armohadilla, 121, orterisco
-¡La pobre Vane! ¡Le ha salido un anzuelo en el ojo!

Parece de martes y trece, pero es real.

La lista es larga, por lo que acabo con un clásico, el pos:
¿Cómo es que llegas tarde?
Pos que estaba hablando con una profesora.

jueves, octubre 13, 2005

Móviles teen

Ya me puedo cambiar veces de instituto que hay algo que todos los adolescentes tienen como el bien más preciado e imprescindible: el móvil. ¿Qué características debe tener ese móvil para que sea in, para que pueda ser bien acogido entre la comunidad teen?

  • Debe ser altamente personalizable: lo que hace unos cuatro años eran carcasas, ahora son complementos tipo colgajos con ositos o fundas de La Gata Ruiz de la Kaka.
  • Debe tener fondo de pantalla, que les sirve para dar información sobre su ideología. Por ejemplo el toro de Osborne o el burro catalán. Una mujer ligera de ropa significa tengo mucha testosterona, una calavera me gusta la música heavy, etc. Enriquecen a esas compañías que publican anuncios feos y groseros en las revistas más insospechadas.
  • Debe tener una carcasa de goma u otro material difícilmente rompible, ya que un móvil adolescente está destinado a caerse al suelo varias veces al día. No exagero, hoy ha caído uno por la ventana (una ventana que por suerte daba al patio y no hemos matado a ningún transeúnte) cuando una alumna se lo ha devuelto (por el clásico sistema de lanzarlo al vuelo) a otro.
  • Tiene que mostrar la hora cuando está en silencio. Esta característica es muy útil para saber cuántos minutos faltan para acabar la clase. El reloj de pulsera ya se sabe que es una cosa de ancianos, algunos incluso son de esfera y no se entienden.
  • Ha de tener tonos polifónicos como mínimo, reales mejor, para poder enriquecer aún más a las empresas de los fondos de pantalla.


No hace falta que tengan juegos (para eso está la play), ni conectividad con otros aparatos (no tienen aún otros aparatos, y si los tienen no saben configurar nada), y tampoco fotos, característica que encarece un producto destinado a envejecer en seis meses: Papi, ¿cuándo te cambiarás el móvil y me pasarás el tuyo?

lunes, octubre 10, 2005

La visita de la enfermera

Desde hace un tiempo vengo haciendo una campaña (en solitario y sin mucho éxito) para que el Departament de Educación en los institutos un médico a jornada completa. Muchos centros de trabajo lo tienen. Se me dirá que no hay en los centros educativos el número suficiente de trabajadores que marca la ley, pero si contamos al alumnado, la cifra lo justifica sobradamente.

Se pierden miles de horas determinando si lo que le pasa a un estudiante es verdad o es cuento, si es grave o no, llamando a su casa (donde no suele haber nadie), acompañándole al hospital o centro sanitario concertado más cercano. El año pasado yo llegué a mi casa a las 16:00, sin haber comido, un día, porque un angelito se hizo un esguince y a ninguno de los padres les dio la gana dejar el trabajo para estar con su hijo. Por otra parte, no hay nada más patético que vernos a los mestres haciendo de doctores en la cabina de conserjería o en un banco del pasillo. Eso cuando no está el profesor de Educación Física, que es algo así como el gurú de la sanación de andar por casa (o mejor dicho de llegar hasta tu casa).

Bueno, pues aunque pequeño, se ha dado el primer paso. Un día a la semana, los institutos serán visitados por un profesional diplomado en enfermería del CAP del barrio correspondiente que resolverá todas las dudas (más allá de las sexuales: también sobre drogas, dietas y otros temas) que tengan los adolescentes. A mí me correspondió presentar (como coordinador) a la enfermera que nos ha tocado, la cual está muy ilusionada con el proyecto piloto, en las distintas clases.

Los niños que tengo este año son tan brutotes que les cuesta mucho esconder sus sentimientos: Unos se asustaron porque la conocían de poner vacunas, alguna niña le pidió una dieta para adelgazar en ese mismo momento. Otro niño le dijo, casi llorando, que estaba muy loco y que necesitaba un psicólogo. Unas niñas preguntaron si podían ir de tres en tres (?), mientras que otro le hizo jurar y perjurar a la pobre enfermera que lo que se hablaría allí no llegaría a padres ni profes. Todo esto en los diez minutos que pasamos presentando el proyecto en cada clase ¡Qué emocionante, qué intensa la vida de los teens!

Yo, de lo que me entere, os daré cuenta. No sufráis.

jueves, octubre 06, 2005

Excusas

Leía el otro día (en una de esas noticias estúpidas pero que se leen por curiosas) las excusas que los norteamericanos dan para no ir al trabajo. Entre ellas “Dios no me despertó” fue la que más me llamó la atención.

Los alumnos también son expertos en excusas originales, y cada año me sorprenden con alguna que no tenía registrada en mi haber de Mestre, con una excusa inédita. ¿Queréis saber la última?

-No he traído los libros porque están en Argentina.

Lo peor de esta excusa, como aquella que expliqué una vez del Tippex, es que es verdadera.

La amiga íntima de la autora de esta frase, de origen argentino en efecto, ha ido a pasar el verano austral con sus familiares a Buenos Aires. Las dos amigas inseparables tuvieron que dejar de verse con enorme tristeza y pasaron la última noche juntas la semana pasada. Por alguna razón que escapa a cualquier cerebro adulto pero que es muy adolescente y que nadie más puede entender, se cambiaron las mochilas para ir al colegio el día siguiente y aquí estamos.

Por cierto que la niña argentina va a pasar unos tres meses allí, con lo cual es muy probable que pierda el curso amén de dificultar la labor de su amiguísima y de los Mestres.

lunes, octubre 03, 2005

Preposiciones de lugar

Ya se sabe que en todo idioma uno de los puntos difíciles son las preposiciones. Cada lengua usa su propio sistema preposicional, con sus oposiciones, complementariedades, etc., lo cual resulta en que la mayoría de las veces es imposible de traducir con una garantía al cien por cien una preposición.

De manera que cada año se practican, se usan y se machacan. Algunos llegan a sabérselas, no creáis.

Una teoría de la enseñanza de lenguas extranjeras viene a decir que si trabajamos con “bocados de realidad” la enseñanza se vuelve relevante, adquiere significado, utilidad y por ende se aprende con más facilidad. Esto es lo que estábamos haciendo esta tarde, preguntándonos dónde estaban las cosas de la clase, primero, y luego, preguntando donde estaban las cosas de la gente de la clase. Hay momentos divertidos, puesto que siempre hay algo que no se ve fácilmente o que está en un lugar inesperado. Pero el momento estelar de la clase ha venido cuando alguien ha preguntado:

-Where is Alberto?
Y le han contestado:
-In the parra!

domingo, octubre 02, 2005

Un personaje

Los primeros días en el instituto suelen ser de tanteo. Uno tantea a los alumnos pero los alumnos también le tantean a él. Ya comenté una vez el típico personaje que afirma no haber hecho nada de inglés o haber tenido profesores infames hasta llegar a un servidor, esperando paciencia, buen trato o que le aprueben por el morro.

Pero en mi instituto de este año todo es posible. En el grupo de los que van más lentos ha aterrizado este año un personaje peculiar: Francisco Gavilanes.

Físicamente parece que tenga 35 años aunque tiene 15: pelo en la espalda, principio de calvicie de ponerse tanta gomina... Su experiencia en la vida es similar: le ha pasado de todo, ya, y estaba en el aula GAD hasta el año pasado. Alguien ha decidido que hay que darle una oportunidad porque ha aprendido modales y se ha hecho persona:

-No es por faltal-le, ni tampoco es por no queré trabajá, pero yo ehque nunca he hesho ingré.

-No te preocupes que yo ya lo sé. No te puedo pedir lo mismo a ti que has estado más fuera que dentro que a alguien que ha hecho inglés siempre.


Está en un grupo donde ( a parte de ser los lentos) sólo hay 12 alumnos. ¿Cómo no voy a darle un trato personalizado? Creo que él se ha dado cuenta y me lo agradece. Definitivamente ésa es la clase de los freakies que voy a tener este año, pero él no es el peor ni mucho menos. Seguiremos...