miércoles, enero 26, 2005

Trabajos de Investigación

Hoy he tenido el día “punta, creo, de trabajo en lo que llevo de curso. Al trabajo habitual de los miércoles (mañana y tarde, con una guardia que en invierno y con las gripes diversas que nos asolan se hacen efectivas), se me han unido los trabajos de “recerca” o investigación. Cinco trabajos me han caído.

Mi buena relación con dos profesores del área de ciencias ha hecho que me propongan para sus tribunales, y los temas han sido tan científico-técnicos como aburridos para mí que soy de letras. Sólo uno me ha gustado, que explicaba esta experiencia de teletrabajo en un valle del pirineo catalán complementado con entrevistas a gente local.

En el apartado sentimental, me ha emocionado un pelín que dos chavales, a los que conocí cuando eran unos mequetrefes, defendieran su trabajo, que es algo así como una prueba de madurez antes de ir a la universidad.

Como novedad respecto a otros años, se ha puesto de moda en mi Instituto la elaboración de un tríptico que hace las veces de invitación-presentación a la exposición oral. Una manera de hacer el acontecimiento un poco especial, barata gracias a las técnicas de autoedición de hoy en día y que hasta funciona a modo de lo que sería un “abstract” en un congreso. Los había hechos con peor o mejor gusto, pero la idea era buena sin lugar a dudas.

Lo que ha funcionado peor ha sido su manejo de los PowerPoint: Unos entendían las presentaciones como chuletas inmensas de todo lo que tenían que decir, otros sencillamente los han confeccionado mal y no les ha funcionado en un ordenador ajeno para vergüenza ídem. Parecía que a última hora todos tenían que hacer un Power y quizá alguno debería haber hecho un curso de dicha herramienta antes.. O no hacer la presentación, que tampoco se les obliga.

lunes, enero 24, 2005

A lo Bridget

Completito el día que he tenido hoy:

Requisadas de teléfono móvil: 1
Expulsiones al pasillo (yo las llamo “reflexiones para ver que has hecho mal, ya me contarás como te ha ido al final de la clase”): 2
Simulacros de enfado: 3
Peleas con una compañera: casi 1, que uno es muy comedido y respetuoso.
Ayudas tecnológicas (“tú que eres joven ayúdame con el maldito DVD”): 2
Encontronazos con Anna Konda por el tema de la distribución en clase: 1
Papeleos burocráticos: 1
Entrevistas con padres: 1
Bloqueos de la agenda electrónica con sus correspondientes reseteos: 2, Uno mío y otro de otra compañera

Y como diría Bridget Jones, momentos en que deseo que Herodes se reencarne en Marta Cid: 3 ó 4.

Este año los lunes son muy largos.

sábado, enero 22, 2005

Creença

Joāo es uno de mis alumnos favoritos de este año aunque él no lo sabe. Tiene doce años (parece menos porque tuvo una enfermedad de más pequeño, en Brasil, de la que casi se muere) y se mueve más que los precios.

El año pasado llegó a Barcelona y lloraba por los pasillos de auténtica rabia por no poder hablar bien ni el catalán ni el castellano, y es que otra característica que le define es que es muy comunicativo. Lo bueno del caso, y eso es lo que le hace simpático, es que le gusta más hablar con los profesores que con sus compañeros. ¿Lo malo? Lo hace en cualquier momento de la clase, sin importarle lo que estés diciendo.

Le doy dos asignaturas, Catalán y Alternativa a la Religión, con lo cual hay un día que le veo dos veces y le veo todos los días menos uno. Eso hace que tengamos una relación intensa y variable, según el día, aunque quizá él lo vea de un modo totalmente diferente. A veces me saca de mis casillas y le pego un grito.

La anécdota que os voy a contar es de la clase de AR. No me acuerdo que es lo que estaba yo explicando (pero no tenía nada que ver, seguro), cuando me interrumpió:

-Hey Mestre, yo vuelvo a ser creyente.
-¿Ah si? Tenía el día bueno y le deje continuar.
-Todos los domingos voy a la “creença” con mi madre y nos lo pasamos muy bien.
Mi cabeza empezó a imaginar cosas. Cuando vivía en Barcelona vivía cerca de una de esas cosas.
-Pero tienes que ir porque a tí te guste, Joāo. No porque te lo diga tu madre. Yo barría para casa, tiraba para la laicidad de mi asignatura.
-Que va, Mestre. Vamos porque nos lo dijo mi primo. Ahí nos dan de comer, cantamos y lo pasamos muy bien.

O sea que les dan de comer, y de paso les comen el coco.

-¿Sois todos del Brasil?
-Sí, más o menos. Pero también hay de otros países: Venezuela, Colombia...

Confirmado. Les dan de comer para comerles el coco.

Quizá en el próximo cuatrimestre y aprovechando el cambio de crédito debo reorientar la asignatura: “AR- 2: El peligro de las sectas”. ¿Qué pensáis?

viernes, enero 21, 2005

Distribución

Otra cosa que distingue a unos mestres de otros es cómo nos gusta que se sienten los alumnos en clase. A mí me gusta la manera tradicional, con los alumnos de dos en dos para que puedan interactuar verbalmente en un momento dado, que para eso soy profesor de lenguas vivas.

El otro día un profesor sentó a los alumnos en el suelo (¡qué frío!) y les puso Música de fondo para explicarles no sé qué de la guerra civil española. La posición le hubiera gustado mucho a Dolça Cum Baia, pero ella no estaba en esa clase. Cuando llega el buen tiempo, hay profesores que se llevan a los alumnos a un parque cercano al instituto y allí les explican la lección en un ambiente más relajado. Yo mismo he utilizado ese parque, pero para hacer merendolas de final de curso el año pasado.

En la clase donde soy tutor, urge un cambio de sitio y de disposición. Mi tendencia al caos y al libertarismo ha sobrepasado todo límite. Hay una primera fila de siete mesas, después una esquina de dos y tres y otra fila de tres, dos y tres detrás de la fila de siete. Os habéis perdido, ¿verdad? La verdad es que a mí me encantaba esa disposición porque me llenaban la primera fila y me dejaban las otras sillas, las del final, vacías. De esta manera mi ego subía puntos. Pero en otras clases con Mestres más respetados o temidos esa primera fila vacía llamaba poderosamente la atención. Y lo comprendo porque las veces que me lo he encontrado me ha bajado la moral.

De modo que hoy (que domesticaditos los tengo), Anna Konda, la delegada de clase, me ha traído una propuesta de cambio de lugar de alumnos y sillas.

-¡Menos mal, Mestre! Llevo diez minutos buscándote.
Yo estaba en mi clase, donde me tocaba. Ella, no. Yo no sabía lo que se traían entre manos. Ella, sí. Ella estaba indignada. Yo, alucinando.
-La tienes que aceptar, Mestre, porque nos ha costado mucho llegar a este consenso.
Aquello parecía el plan Ibarretxe.
-Pero, ¿no puedo opinar ni nada?
-Míratelo, pero está difícil la cosa, ¿eh? Piensa que llevamos días hablándolo.

-Ah, ¡qué bien enterarse a tiempo! Déjamelo y te diré algo.
Me lo ha dejado y la verdad es que la distribución está muy bien: Los fácilmente distraibles se han puesto en las primeras filas, y los que trabajan bien juntos siguen juntos. El sector empollón se ha puesto al final del aula.

Aunque me queje de su insolencia, ahora que no me oyen, reconozco que tengo una tutoría que no me la merezco, la verdad.

martes, enero 18, 2005

Los tres palitos

A estas alturas del curso es cuando los alumnos ya empiezan a estar pesados y uno tiene que empezar a simular enfados y fingir que es más intransigente de lo que en realidad es.

La clase que me hace reír más y que la mismo tiempo más me energías me consume es una de freakies de 1º de catalán. Son un grupo reducido porque son alumnos difíciles debido a varios motivos:
a) porque son extranjeros y todavía no se expresan bien en catalán (estos son mis favoritos, como explicaré otro día),
b) porque tienen problemas graves de aprendizaje en lenguas debido a historias particulares(por ejemplo un niño que es medio sordo),
c) etc.
Es un grupo flexible y cuando empiezan a coger buen nivel pasan al grupo grande. Los del grupo grande también pueden enriquecer mi colección si se ve que necesitan atención individualizada.

Pues bien hoy me encontraba explicando ya en esa clase la estrategia de los tres palitos a la manera usual:
-Un palito quiere decir que estoy ya un poco enfadado, dos palitos que estoy muy enfadado, pero si llegamos a los tres palitos...
-¡Explotas! Me ha interrumpido el niño de las dificultades auditivas.

No utilizaba el verbo explotar en sentido figurado, os lo aseguro. Es una metáfora demasiado elevada para su nivel. He tenido que girarme para reirme un poco por debajo de la nariz antes de continuar...

domingo, enero 16, 2005

Entrevistas de padres

Estos días mi agenda de Mestre se llena más todavía con visitas de padres: Han llegado las notas y ahora todos lógicamente empiezan a preocuparse si las notas de sus nenes no son las esperadas. Casi siempre no son las esperadas porque los padres suelen tener grandes expectativas, y además en la 1ª evaluación se suele suspender a los alumnos que están dudosos para que den más de sí en el resto del curso. Como yo digo, las rebajas en verano, y no en navidad.

La tarea no me gusta, ya lo he contado varias veces. Pero forma parte de mi trabajo y hay que hacerla. En los últimos años creo que he desarrollado mi estrategia, única, personal e irrepetible para afrontar estas entrevistas: Escuchar a los padres durante por lo menos diez minutos antes de decir yo nada significativo. Esto los ayuda mucho a algunos, de hecho creo que lo necesitan. Y a mi me sirve para enfocar lo que les voy a decir después. No es lo mismo un padre que piensa que su hijo no está bien comprendido que unos padres que te explican desesperados que no pueden más con esa niña que se les escapa de las manos.

El año pasado tuve una de las entrevista más tensas de mi vida, con unos padres que se empeñaban en que su (¿pobre?) hijo siguiera estudiando después de haber repetido todos los cursos repetibles, por culpa del instituto claro está. Para colmo estaban separados y de vez en cuando había dardos envenenados que se tiraban por debajo de la mesa. Aguanté estoicamente todo aquello sin decir nada porque me di cuenta de que nada podría hacer yo para cambiar esa situación familiar.

Últimamente me pasa que me estoy acercando a la edad de los padres de mis alumnos y eso me hace ganar un poco en proximidad y complicidad hacia ellos. Generalmente lo que trato de hacer es que se establezcan contratos entre ellos y sus hijos y me remito a un posterior análisis del funcionamiento de dicho contrato. Ejemplo:

Andy Bakala no estudiaba nada por las tardes porque me veía los late night shows de la tele y luego se pegaba siestas de tres horas al llegar del instituto. Le hice establecer un horario que incluyera una siesta más corta, un poco de tele, tres horas de estudio (estaba en 2º de bachillerato) y fines de semana moderadamente lúdicos, con tiempo para estudiar. Cuando me lo presentó, hice que la madre viniera para firmarlo conjuntamente con el hijo, y quedamos que al mes siguiente nos veríamos otra vez para evaluar el resultado.

Estas cosas sirven a medias (a veces si, a veces no), pero son una buena excusa para que los hijos y los padres hablen de las cosas que hacen, que les hace mucha falta, y a me sirve también para que estén entretenidos durante un mes. ¿Cínico? Quizá, pero me he encontrado el caso de algunos padres que intentan hablar contigo cada semana, y claro, esto ya no es de recibo con 25 clientes que tengo...

viernes, enero 14, 2005

Balance de la semana.

Bueno, voy a cortar por lo sano a partir de la semana que viene con los energúmenos del crédito de repaso de castellano. Los voy a pasar a un aula normal y corriente, sin nuevas tecnologías. Para redactar, ya están bien así. El lápiz y el papel, y si es necesario, ejercicios extra de ortografía que buena falta les hace.

La decisión la he tomado porque han seguido desapareciendo bolas de ratones, apareciendo fondos de pantalla y páginas de inicio de internet de alto voltaje erótico, y soy un Mestre y me niego a hacer de policía o menos aún de detective. Bastante trabajo tengo.

Las TIC para quien las aprovecha. He dicho.

Cambiando de grupo, esta semana corregí aquellos exámenes que puse antes de las vacaciones para no amargarles las vacaciones a mis alumnos de catalán. Claro está, tampoco me las iba a amargar yo y los he podido entregar hoy tras irlos corrigiendo a horas muertas, aquí y allá.

Os querría comentar un ejercicio, donde se ha podido observar aquello que llaman la diversidad de la ESO. Tenían que redactar una instancia (explicado como se hacen en clase un par de días antes) solicitando un certificado de empadronamiento al alcalde de su pueblo para obtener la licencia de ciclomotor.

Una niña ha pedido el certificado de empadronamiento con todas sus calles (sic), otro ha presentado su membresía del club super 3 como ironía del formulismo de las instancias, otro ha aprovechado la instancia para invitar al alcalde a tomarse unas copichuelas (pero éste lo ha escrito sin intención irónica). Otro se ha despedido (como si fuera una carta formal) con un “Seriamente” (supongo que quería decir “atentamente”).

Es un ejercicio que la mayoría han hecho mal pese a tener ya trece años y haberlo explicado en clase anteriormente. El problema reside en que no conocen de educación ni formulismos, y creen que a todo el mundo se le puede llamar de tú o que estas cosas de los impresos no van con ellos porque pertenecen al pasado. Sólo me ha faltado (pero ¡ay! me temo que llegará el día) que me escribieran como en el Messenger.

miércoles, enero 12, 2005

Víctimas del Google

El crédito de redacción que tanto me gustó en el primer trimestre me está dando mucho sufrimiento. No se trata solo de haches o uves fuera de lugar. Es que no me están rindiendo.

El trabajo es mío para que se inspiren. A la que me giro están jugando a cualquier cosa en internet. El profesor que mantiene el aula ya se me ha quejado de dos cosas. Una que ya sabía: la pornografía que aparece en la página de inicio (“Mestre, mira que me sale ” con cara de no haber visto nada así nunca, esperando que yo me rasgue las vestiduras) y de otra que no sabía: el robo, por puro placer de fastidiar, de bolas de ratones, una manera fácil de dejar sin uso el ordenador para la clase siguiente.

Pero lo que más me desgasta es que no me hacen nada. Hoy, he pescado un texto copiado del Google a Kevin Alberto Fernández. Nada más fácil, coges un trozo de seis palabras o siete de lo que te proponen como original, lo metes en el buscador del google y “voy a tener suerte”. Pues bien, ante la evidencia de un texto de sesenta palabras iguales que el que él me decía que había escrito, la respuesta ha sido:

-Pero mírate esto otro. Esto otro sí que lo he escrito yo.

“Esto otro” tenia dos líneas y lo copiado ocho. Le he tirado el documento word a la papelera de reciclaje y le he puesto un cero. Lo he hecho con cierta publicidad, a ver si cunde el ejemplo.

Pobre chaval, en algún sitio tenía que informarse. Eres muy injusto, Mestre.

Este abogado de los pobres era Pedro Jurado, otra joyita.
Como no era mí día los he enviado fuera de clase a todos tres minutos antes de que sonara el timbre: Más que nada para no perder los papeles.

martes, enero 11, 2005

Historias para no dormir (y V)

Los días pasaron más lentos que rápidos pero todo tiene su fin como esta historia. Creo que me escapé a mis sitios favoritos una o dos veces más cuando no podía más de aguantar la estulticia, tanto de mis alumnos como de mis singulares compañeras de viaje.

Y llegó el fin del viaje. El barco salía a las diez y a las nueve ya estaba esperándonos el autocar para salir en dirección al puerto que estaba a unos diez minutos. Los niños, con la calma que les había caracterizado durante todo el viaje, no bajaban y yo vuelve que te volverás a sufrir, mientras las otras dos estaban acabando de desayunar.

Por fín los tenía a todos abajo (que estrés, las 9 y 20) y me llamo la manager del hotel:

-Una momento, por favorrrr. En habitatsión 112 la cama está rota y en otras dos habitatsiones faltan cuadros.

Este último extremo no lo pude comprobar, pero los vacíos que habían dejado los cuadros eran tan grandes que, francamente, no cabían en la maleta. Además ni por necesidad de robar ni por gusto artístico podían haber sido mis monstruos.

Respecto a la habitatsión 112, subí con los energúmenos en cuestión y la cama estaba rota, efectivamente. Empezaron a reírse, y a echarse la culpa los unos a los otros. Parecía que la culpa era de Mephis Diávolo, que estaba demasiado gordo para tirase desde arriba del armario en un juego que se habían inventado los muy majaderos.

Evidentemente de pagar el desperfecto, nada de nada. Ellos no tenia un duro de tanto drogarse y era culpa del hotel por no poner camas resistentes. Las 9 y media y nosotros en el hotel.

Mis acompañantes, ya instaladas en el autocar con los otros niños, me decían que qué pasaba, que porque no salíamos. La verdad es que se me pasó por la cabeza hacer una colecta de todo el dinero que tuvieran los monstruos para pagar la cama, pero tenía el mundo en contra mío. Mis acomapañantes opinaban que lo de tener un hotel tiene unos gastos de mantenimiento, ya se sabe.

-¿Qué hatser? ¿Pagar o llamar politsia?

-Un momento, por favor, enseguida vengo. Me subí al autocar y ordené la salida/fuga inmediata.

Estábamos a millas dela costa ibicenca y todavía pensaba que una lancha de la guardia civil nos vendría a buscar por ladrones o morosos. Pero no pasó nada y me prometí no volver a salir nunca. Sabeís que no ha sido así porque las circunstancias han cambiado, pero de ese viajecito no me olvidaré nunca.

A todo esto, ya vuelvo a trabajar y aumentaré el ritmo de mi blog again. Hasta prontito, pues.

jueves, enero 06, 2005

Historias para no dormir (IV)

Aunque sea con cierto retraso, ¡Feliz año!
Debo disculparme por haberos dejado abandonados durante todo este tiempo. Las fiestas interrumpieron mis hábitos y un poco de mi inspiración.

Bueno no os voy a contar lo que me pasó en el Àmfora porque no se correspondería con la temática de este blog. Baste con decir que me quede tranquilo y relajado y el resto del viaje, aunque con los mismos problemas, me lo tomé de otra manera. Quico estaba entre agradecido y avergonzado de lo que había pasado la noche anterior, y nos hicimos un poco amiguetes, aunque sin sacar el tema de su proposición.

La que no tuvo problemas de proposiciones fue Merceditas VisiónLab, que hacía honor a su fama de oveja negra de la familia. ¿Para que ir a discotecas si había hombres en el hotel y sus proximidades? Una vez vi que salían dos nórdicos de su habitación, y no eran de los que van forrados con pluma. La bedel-espía lo vio también y tuvimos que hacer un simulacro de enfado con moralina monjil. (A decir verdad yo estuve unos meses preocupado por si la devolvíamos a sus padres embarazada). Por lo visto cada noche se benefició a gente diferente.

El hotel estaba regentado por un matrimonio formado por un indígena y una alemana. Una más de las típicas historias de las islas o sitios de turismo. Van una vez, les gusta, vuelven... hasta que al final se quedan.

Nos habían invitado a un cóctel de bienvenida el primer día, que en realidad era un intento de amenaza: El abrazo del lobo.
-Nos gustarría tener un buen recuerdo que la estantsía de su colegio y no tener ningún problemo de politsia.
Hablaba sólo ella, pero ya bastaba para dejarlo claro. Yo me sentí un poco intimidado, la verdad, pero con el tiempo pensé que no había derecho a dudar de nuestro comportamiento. Más aún cuando aquellos angelitos sólo iban al hotel para dormir (aunque fuera de día) y se perdían múltiples comidas por ello (que el hotel se ahorraba).

Triste destino el de los hoteles de baratillo, que sólo atienden grupos escolares o de jubilados del Imserso que tampoco han ido por el mundo.

Lo dicho, me sentí mal, pero al ver que el resto de mis acompañantes adultos pasaban de ellos a lo largo de los días yo hice lo propio. Tampoco estaban allí siempre, claro. Y no les dimos motivos hasta el último día...